domingo, 6 de junio de 2010

Alma

En las pasadas fiestas navideñas, el animador Rodrigo Blaas, quien forma parte del equipo creativo de los Pixar Animation Studios, puso a disposición del público en la red un cortometraje titulado, sencillamente, Alma. Según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, alma es el «principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida», o bien, según «algunas religiones o culturas», la «sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos». Tengo la impresión que, para definir el término, los académicos de la lengua castellana se ciñeron al canon aristotélico. Para Aristóteles, cabe recordar, el alma es fundamentalmente un principio básico, vital: es acto y forma respecto de un cuerpo organizado, esto es, el principio que constituye a un organismo (sea éste vegetal, animal o humano) en actualidad viviente. Además de esta modalidad corruptible del alma, indisolublemente unida al cuerpo, Aristóteles admite la presencia en el ser humano de un supuesto entendimiento incorruptible, el cual sería inmortal.

Por otra parte, en castellano Alma es un nombre femenino medianamente común. El juego conceptual propuesto por Blaas promete entonces una incursión en los terrenos más complejos de la antropología filosófica y la metafísica. El cortometraje (sin necesidad de otra palabra que aquélla que le titula) habla por sí mismo, pero quisiera dejar en el tintero (¿o en teclado?... los lugares comunes también se transforman con la tecnología) las siguientes preguntas: ¿Quién no se ha visto tentado a perder el alma por la fascinación que el ego ejerce sobre nuestras conciencias? ¿Será nuestro amor propio tan peligroso como parece sugerir Blaas?




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