jueves, 10 de junio de 2010

Panem et circenses

Ha llegado la hora. El Mundial está aquí. Ahí dondo poso mi mirada, hay alguien cantando loas a la locura de la Roja. Cuando me asomo a Facebook, igualmente percibo la euforia del otro lado del Atlántico: el Tri jugará el partido inaugural contra Sudáfrica, e incluso el mismísimo presidente cansino, Felipe Calderón, viajará a Johannesburgo para estar presente en este magno acontecimiento. ¡Mé-xi-co!... ¡Es-pa-ña!... ¡Oeeee, oeeeee, oeeeee!

Sudáfrica ha gastado aproximadamente 2,500 millones de euros en la organización del Mundial, con miras a obtener ganancias que se calcula ascenderán hasta 6,100 millones. ¿Veremos justamente distribuida esta riqueza en un país donde la mitad de la población vive bajo la línea de la pobreza, y con una tasa de infección de VIH próxima al 20%? Adivina, adivinador...

Reconozco que mi pregunta es bastante ingenua, y que habrá quien me acuse de aguafiestas. No es agradable recordar el hambre ajena durante un ostentoso festín. A fin de cuentas, la función política del fútbol no consiste en atemperar las cuotas de desigualdad existentes en una sociedad determinada (¡obviamente!... basta con ojear la retahíla de ceros en los salarios de los futbolistas profesionales para constatarlo), sino en crear patrones artificiales de identidad y liberar tensiones sociales mediante formas de violencia ritual controlada.

El pasado 12 de mayo, precisamente, recibí una lección histórica sobre el poder del fútbol. En la mañana, José Luis Rodríguez Zapatero anunció en el Congreso de los Diputados unos recortes al gasto público sin precedentes en la historia de la democracia española. Algunas horas después, escuché gritos, y el clamor de bocinas ascendiendo desde las calles. Lo primero que me cruzó por la mente fue que espontáneamente había estallado una impetuosa protesta popular, y me asomé al balcón con la intención de aplaudir a los manifestantes. Claro que la protesta no fue tal: quienes armaban barullo en realidad festejaban que el Atlético de Madrid se proclamara campeón de la UEFA Europa League. ¿A quién le interesa que las pensiones sean congeladas, cuando se trata de celebrar el triunfo del equipo del pueblo?

Ahora, Zapatero planea aprobar una controvertida reforma laboral el próximo 16 de junio. En esa fecha, casualmente, España juega su primer partido en el Mundial, frente a Suiza. Así es el fútbol, así es el capitalismo... así es el mundo. Juvenal ya alude en sus Sátiras a la costumbre de los emperadores romanos de regalar trigo y entradas para el circo con objeto de mantener al pueblo distraído de los asuntos públicos. Panem et circenses. Por lo visto, no hemos aprendido mucho desde entonces.

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