Quienquiera que haya entrado en el blog a lo largo de las últimas semanas habrá advertido que estaba francamente descuidado y acumulando polvo desde el pasado 30 de junio. Un efecto colateral del verano español, aderezado este año con temperaturas que algunos días han superado los cuarenta grados a la sombra. Esta mañana, empero, mi pereza mental se ha visto sacudida y despejada a la vista de la maravillosa creatividad desplegada por un grupo de jóvenes investigadores de la Universitat de Barcelona, quienes han colgado en YouTube un musical paródico titulado «La Tesis», cuya trama aborda los goces y desventuras que trae aparejada toda aventura doctoral.
Idealmente, al igual que los hieráticos científicos de la New Atlantis proyectada por Francis Bacon (1561-1626), quien decide embarcarse en un doctorado debería contar con la vocación y los medios para contribuir al «conocimiento de las causas y secretas mociones de las cosas, y el engrandecimiento de los límites de la mente humana para la realización de todas las cosas posibles» (Three Early Modern Utopias, edición de Susan Bruce, Oxford, Oxford University Press, p. 177). Las realidades universitarias, empero, distan enormemente de la utopía baconiana, tan vieja y tan actual como la aspiración de la transformación benévola e ilustrada de la sociedad por medios científicos. Sirvan como ácido diagnóstico de la crisis que atraviesa la universidad los seis episodios en que se divide «La Tesis». Si, después de verlos, mis amables lectoras y lectores experimentan una tensa indecisión entre la sonora carcajada y el llanto desconsolado... no se preocupen, significa que no han perdido la cordura.
Primer Episodio: La Decisión
Segundo Episodio: La Financiación
Tercer Episodio: La Ilusión
Idealmente, al igual que los hieráticos científicos de la New Atlantis proyectada por Francis Bacon (1561-1626), quien decide embarcarse en un doctorado debería contar con la vocación y los medios para contribuir al «conocimiento de las causas y secretas mociones de las cosas, y el engrandecimiento de los límites de la mente humana para la realización de todas las cosas posibles» (Three Early Modern Utopias, edición de Susan Bruce, Oxford, Oxford University Press, p. 177). Las realidades universitarias, empero, distan enormemente de la utopía baconiana, tan vieja y tan actual como la aspiración de la transformación benévola e ilustrada de la sociedad por medios científicos. Sirvan como ácido diagnóstico de la crisis que atraviesa la universidad los seis episodios en que se divide «La Tesis». Si, después de verlos, mis amables lectoras y lectores experimentan una tensa indecisión entre la sonora carcajada y el llanto desconsolado... no se preocupen, significa que no han perdido la cordura.
Primer Episodio: La Decisión
Segundo Episodio: La Financiación
Tercer Episodio: La Ilusión
Cuarto Episodio: La Estancia (en catalán)
Quinto Episodio: La Histeria
Sexto Episodio: La Escritura
PD. Para el caso en que, aún después de estos vídeos, alguien lo dude... en efecto, es probable que cursar un doctorado no sea la mejor decisión financiera que un individuo pueda tomar en su vida. Quien aspire a ser rico, que se dedique a banquero (o, cuando menos, que asegure el título doctoral en la Ivy League). Pero, como afirmara Galileo Galilei en su célebre Terza Lettera circa le Macchie Solari: «en la ciencia, la autoridad de miles de opiniones no vale lo que la chispa de razón en una sola persona». Eppur si muove: la belleza y la dignidad del conocimiento, bien valen los desengaños doctorales.
Magnífico, Luis, ya no nos acordamos de lo que vivimos! El paso del tiempo, sin embargo, nos hace verlo de otra forma. Suerte con tu carrera académica; bueno, maratón.
ResponderEliminarBenjamín
Como dice Jung en "El hombre y sus símbolos":
ResponderEliminar“... el hombre moderno no comprende hasta qué punto su “racionalismo” (que destruyó
su capacidad para responder a las ideas y símbolos numínicos), le ha puesto a merced del
“inframundo” psíquico. Se ha librado de la “superstición” (o así lo cree), pero, mientras
tanto, perdió sus valores espirituales hasta un grado positivamente peligroso. Se desintegró su
tradición espiritual y moral, y ahora está pagando el precio de esa rotura en desorientación y disociación extendidas por todo el mundo”.
Ya que somos hombres modernos, ante esta realidad, sólo nos queda decir una cosa:
Buuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!